España es líder mundial desde hace años en donación y trasplantes de órganos, y parece no tener límites. Prueba de ello es el avance logrado por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) con la donación de médula ósea.

En términos generales, puede ser donante de médula ósea toda persona sana desde los 18 años y hasta los 60, siempre que no padezca ninguna enfermedad susceptible de ser transmitida al receptor y que tampoco padezca ninguna enfermedad que pueda poner en peligro su vida por el hecho de la donación.

Desde el año pasado, sólo se incluyen en el registro de ‘Nuevos Donantes’ las personas de entre 18 y 40 años. Esto se debe al objetivo de rejuvenecer y optimizar la composición del registro de donantes, ya que los más jóvenes (menores de 40 años) son los más solicitados y con los que obtienen mejores resultados clínicos en los pacientes que se trasplantan.

A grandes rasgos, el donante de médula no puede poseer antecedentes de enfermedades cardíacas, hepáticas, autoinmunes, infecto-contagiosas o neoplásicas.

¿Para quién sirve la donación de médula ósea?

Leucemia aguda, linfoma y mieloma múltiple son las principales enfermedades que pueden beneficiarse de un trasplante de médula. En España cada año cerca de 5.000 personas son diagnosticadas de leucemia aguda, alrededor de 7.000 de linfoma y cerca de 2.000 de mieloma múltiple. De hecho, la leucemia es el cáncer infantil más frecuente y supone un 30% de las enfermedades hemato-oncológicas pediátricas.

En muchos de estos casos, el trasplante de médula ósea es la única esperanza y consiste en sustituir las células enfermas del paciente por células sanas de un donante.

¿Cómo se sabe si hay compatibilidad?

El sistema inmune de nuestro organismo es un sistema de reconocimiento y ataque que cumple con la función de diferenciar lo propio de lo ajeno y asegurar la defensa del cuerpo frente a agentes extraños, microorganismos infecciosos, células neoplásicas, o células normales trasplantadas desde otra persona.

Parte fundamental de este sistema inmune es la información genética que contienen todas las células de nuestro cuerpo que denominamos sistema HLA, que es el principal responsable del rechazo de los injertos cuando no existe suficiente compatibilidad entre un paciente y un donante.

Si el HLA es igual entre ambos individuos, el paciente no considerará las células del donante como ajenas y no las rechazará. Pero si el trasplante es de células madre, las células trasplantadas forman parte del sistema inmune del donante, por lo que son capaces de rechazar al organismo receptor.

¿Quién puede ser donante de médula ósea?

Para ser donante, la ONT establece una serie de requisitos para garantizar el mayor éxito posible en caso de necesitar muestras para un trasplante. Para ello es clave tener entre 18 y 40 años (aunque las personas inscritas en el registro pueden ser donantes hasta los 60 años) y estar sano, es decir, no padecer ninguna enfermedad susceptible de ser trasmitida al receptor.

Los interesados tampoco pueden padecer ninguna enfermedad que pueda poner en peligro su vida por el hecho de la donación y también es importante tener en cuenta que no se puede donar médula para un paciente concreto, sino para cualquier persona compatible que lo necesite, con independencia de donde resida.

El único efecto secundario de la donación de médula ósea mediante punción es el posible dolor de la zona de punción, que normalmente desaparece en menos de 48 horas y se controla con analgésicos comunes. Como la punción se efectúa en quirófano y bajo anestesia general, tiene el mismo riesgo que cualquier operación que implique una anestesia general.

 

Fuente: 20minutos.es