“La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Ésta es la definición de salud de la Organización Mundial de la Salud, la OMS.

La obesidad afecta a millones de personas en el mundo y la OMS nos advierte de que la obesidad infantil está aumentando su prevalencia en los últimos años de forma alarmante. Se está convirtiendo en un verdadero problema de salud pública por las múltiples alteraciones o enfermedades que asocia. Más de 340 millones de niños y adolescentes en el mundo padecen sobrepeso y obesidad.

Durante la infancia y adolescencia ya empiezan a aparecer complicaciones:

  • Aumento de colesterol y triglicéridos en sangre.
  • Hígado graso.
  • Problemas ortopédicos, sobre todo alteraciones en rodillas, pies y espalda.
  • Hipertensión arterial.
  • Aumento del gasto cardíaco.
  • Resistencia a la insulina, diabetes.
  • Apnea del sueño.
  • Alteraciones en la función pulmonar con mayor probabilidad de padecer asma.
  • Disfunción eréctil.
  • Alteraciones emocionales como depresión y baja autoestima.
  • Afecta al rendimiento escolar y al desarrollo de las habilidades sociales.

Como vemos esto tiene poco que ver con la definición de salud, más bien muy poco.

Por otra parte los niños obesos tienen más probabilidades de desarrollar en la edad adulta una serie de problemas entre los que podemos destacar:

  • Diabetes, antes mencionada.
  • Hipertensión arterial y cardiopatías.
  • Trastornos musculo-esqueléticos, especialmente artrosis.
  • Degeneración grasa del hígado.
  • Algunos tipos de cáncer, como el de colon, mama y endometrio.
  • Reducción de las expectativas de vida sobre todo en la obesidad mórbida.

Podemos y debemos tratar de prevenir el desarrollo de la obesidad desde las primeras etapas de la vida y desde todos los ámbitos y no sólo desde el sanitario. Para ello, hay que fomentar el ejercicio físico y en eso afortunadamente hoy todos coincidimos: sanitarios, familias, educadores, publicidad… hay apoyo y promoción del deporte desde todos los estamentos.

Pero no ocurre lo mismo con la nutrición. La publicidad y promoción abrumadora de alimentos y bebidas ricos en grasas, azúcares y sal, la comodidad de adquirir alimentos preparados, la enorme oferta de alimentos muy agradables al paladar y de consumo rápido y fácil (burguer…), junto con la falta de información que proporcione a las familias criterios adecuados, son factores que facilitan la aparición de la obesidad ya en la infancia.

Como sociedad deberíamos reflexionar

¿Verdad que no recomendamos como saludable el sedentarismo? ¿Cómo es posible pues que se esté haciendo publicidad y recomendando el consumo de alimentos procesados ricos en calorías, grasas y azúcares? Y más aún, ¿cómo se comprende que entre la población infantil se fomente la elección de estos preparados en lugar de orientar a la elección de alimentos sanos?

Es muy importante ofrecer a los niños pequeños desde el inicio alimentos saludables porque las preferencias se establecen en etapas muy tempranas de la vida. Y también es muy importante que existan unos hábitos de alimentación adecuados en el entorno más próximo porque el comportamiento con respecto a la comida obviamente está orientado hacia lo que el niño ve como normal en casa.

Actualmente en España desde el ámbito sanitario y desde las escuelas se está haciendo una buena labor de promoción de la alimentación saludable, lo que no exime a las familias de ser los primeros formadores en unas buenas costumbres.

Y puesto que el niño aprende lo que vive, los padres, la familia, debemos ser un ejemplo de comportamiento alimentario correcto y con criterio para fomentar una buena elección de los alimentos encaminados a la promoción de la salud.

 

Fuente: pagina66.com