Inmunosupresores, coronavirus y actividad física

 

Los inmunosupresores, son un tipo de fármaco, utilizado en personas trasplantadas para disminuir el riesgo de rechazo del órgano. Es un tratamiento farmacológico que debe tomarse respetando las pautas establecidas para cada uno, para conseguir el efecto deseado.

La toma prolongada de estos medicamentos, puede tener efectos secundarios, entre ellos, que algunos son nefrotóxicos / hepatotóxicos, es decir, que pueden dañar el injerto.

Para paliar todos estos posibles efectos adversos, la evidencia científica, es clara respecto a la  actividad física y su relación con pacientes que toman inmunosupresores. Es un firme protector y puede contrarrestar factores que están directamente relacionados con un mayor riesgo de morbilidad,  mortalidad y  hospitalización.

La actividad física es fundamental antes y después del trasplante. Es conveniente mantener un buen estado físico antes y después del trasplante para favorecer una rápida recuperación. Cabe destacar también la ayuda que proporciona mentalmente al estado de ánimo con lo que disminuye la ansiedad. En definitiva, todos sabemos que es fundamental, aunque nos pongamos excusas.

No es fácil adoptar una rutina de ejercicio, pero es de los mejores regalos que podemos dar a nuestro trasplante y a nuestro cuerpo. Hay que superar la pereza y minimizar las molestias y, para iniciar la actividad física lo antes posible. El premio será mayor cuanto antes empecemos y nos ayudará a vencer las dificultades diarias y a mejorar nuestra autoestima y fuerza, tanto física como  mental. Sólo en el caso de que nuestro especialista nos diga que no lo hagamos, debemos evitarlo.

A la espera de que la ciencia y la medicina apliquen las diferentes vacunas para la COVID-19, todos los esfuerzos se centran en las recomendaciones para evitar contraerlo: confinamiento, mascarillas, higiene de manos, distanciamiento social, etc. El ejercicio físico aún no ha entrado en este apartado, pero sí puede tener un papel muy importante en la lucha contra la COVID-19. La actividad física moderada es clave para fortalecer el sistema inmunológico, que se puede definir como la defensa natural del cuerpo frente a las infecciones. Además, el ejercicio físico también ayuda a prevenir otras patologías que se han considerado como agravantes de la enfermedad.