La Organización Nacional de Trasplantes cumple 30 años y lo hace en mejor forma que nunca. Su directora, Beatriz Domínguez-Gil, explica cómo la institución sigue trabajando para que el paciente que lo necesita sea trasplantado a tiempo y con las mayores garantías. Pero advierte, si queremos mantener a España en la excelencia, se hace ineludible apostar por la investigación.

Hace 65 años, el equipo de John Merryl y Joseph Murray se preparaba en el Hospital Brigham de Boston para realizar una intervención que cambiaría para siempre la atención sanitaria. Dos gemelos univitelinos iban a ser los protagonistas del primer trasplante realizado con éxito entre seres humanos.  

Este hito marcó un punto de partida para el desarrollo clínico de los trasplantes, no exento de problemas técnicos, inmunológicos, organizativos, éticos y legales.

No en vano, la historia del trasplante siempre ha estado vinculada a la compleja definición de la muerte de una persona y su aceptación desde el punto de vista jurídico.

Sin embargo, hoy es una técnica habitual en más de cien países del planeta. De entre todos ellos, hay uno que durante 27 años consecutivos ha sido y es líder indiscutible tanto en actividad de donación como de trasplante: España, referente mundial al superar con creces las cifras de los territorios de su entorno.

En 2018, nuestro país registró la mayor tasa de donación de su historia, alcanzando los 48 donantes por millón de población (p.m.p.) e incrementó en un 37% los ya de por sí excelentes números de los últimos cinco años. Asimismo, se superaron los 110 pacientes trasplantados p.m.p., también muy por encima del resto de naciones.

Estos datos por sí solos pueden carecer de significado para quien no esté familiarizado con ellas, pero si las comparamos con países como Estados Unidos (31,7 donantes p.m.p.), el conjunto de Estados miembros de la Unión Europea (22,3 p.m.p.) o una gran potencia como Alemania (9,7 p.m.p.), se puede afirmar categóricamente que el ciudadano español es el que más posibilidades tiene en todo el mundo de ser trasplantado en caso de necesitarlo.

Las razones tras sus logros

Este éxito responde a un modelo organizativo, un modelo de gestión, construido sobre las bases que proporciona la Ley española de Trasplantes de 1979 y nuestro Sistema Nacional de Salud, que permite el acceso universal a una terapia tan sofisticada como el trasplante, sin ningún tipo de discriminación.

El Modelo Español de Trasplantes pivota sobre la figura del coordinador hospitalario de trasplantes y está organizado en unidades de coordinación lideradas por médicos intensivistas con la colaboración imprescindible del personal de enfermería. Este trabajo cuenta con el apoyo de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y de las coordinaciones autonómicas de trasplante, que actúan como intermediarios entre los niveles técnico y político.

Precisamente, dicho modelo y la propia ONT estamos de celebración. Este año marca nuestro trigésimo aniversario, 30 años trabajando para que el paciente que lo necesita se trasplante a tiempo y con las mayores garantías como elemento prominente en la agenda política sanitaria de este país. Y nos esforzamos día a día para asegurar y seguir mejorando nuestro sistema.

Desde su creación, en España más de 115.000 pacientes se han beneficiado del trasplante de un órgano y más de 500.000 del implante de algún tipo de tejido o células humanas. No sólo se han realizado muchos trasplantes, sino con extraordinarios resultados atribuidos a una atención sanitaria de alta calidad y a un sistema que garantiza el acceso a las terapias postrasplante.

Además, el sistema español de trasplante refleja la cohesión del Sistema Nacional de Salud: casi una cuarta parte de los trasplantes que se llevan a cabo en España se realiza con órganos donados en otra comunidad autónoma.

La clave, el trabajo constante

La necesidad de trasplante aumenta año tras año y la disponibilidad de órganos continúa siendo una prioridad. La ONT cuenta con el Plan 50×22 que, a través de una serie de medidas avaladas e implementadas por los mejores expertos, tiene por objetivo llegar a los 50 donantes p.m.p. y superar los 5.500 trasplantes para 2022.

Algunos ejemplos ya están en marcha, como la colaboración con los servicios de urgencias, el fomento de la donación en asistolia, la incorporación de la sanidad privada al proceso de donación o la flexibilización segura de los criterios de aceptación de órganos para trasplante.

También es indiscutible la necesidad de impulsar la investigación y hacer una apuesta clara por el I+D+i. Existen muchas áreas por explorar y que pueden aportar grandes avances, como la tolerancia inmunológica, la preservación de órganos o la prevención del rechazo crónica.

Pero si queremos mantener a nuestro país en unos niveles de excelencia, se hace ineludible la implementación de iniciativas que aseguren el bienestar laboral, fomenten el reconocimiento y el desarrollo profesional y, una vez más, apuesten por la investigación en este área clínica.

Combatir el tráfico de órganos y el turismo de trasplante es otro de los grandes retos. La postura de la ONT es firme y así lo demuestran las numerosas iniciativas internacionales fomentadas por nuestro país.

La persistencia española ha conseguido un consenso en el Consejo de Europa a través de una resolución adoptada por el Consejo de Ministros y, en la ONU, mediante una resolución que cuenta con el apoyo de casi 70 países. En ambos documentos se recomienda la creación de sistemas de notificación de casos de tráfico de órganos por parte de los profesionales sanitarios a las autoridades.

El futuro de los trasplantes

El mañana ya está aquí. Células humanas modificadas están permitiendo tratar enfermedades incurables hasta el momento. El futuro permitirá la utilización de células madre para reparar órganos y tejidos dañados, lo que quizás evite la realización de un trasplante.

Es posible que en unos años asistamos a la creación de órganos bioartificiales, lo que no sólo permitirá afrontar la escasez de órganos sino construir órganos a la carta con células del propio paciente, lo que significará evitar el uso crónico de fármacos inmunosupresores.

Pero hasta que estas promesas se hagan realidad, el trasplante de órganos va a seguir funcionando tal y como lo conocemos a día de hoy. Y ha costado mucho llegar hasta aquí. Por ello, hemos de preservar, proteger y reforzar un sistema que ha beneficiado a miles de pacientes aquí y que ha convertido a España en un referente internacional indiscutible.

 

Fuente: agenciasinc.es