Los productos que prometen limpiezas y desintoxicaciones del hígado no sólo han demostrado ser caros e inútiles, también ponen en peligro un órgano vital.

Tras cualquier temporada de excesos con la comida y la bebida, no son pocos los que creen que es necesario llevar a cabo una “desintoxicación” corporal con el objetivo de “limpiar” el organismo en general y el hígado en particular. Sin embargo, los excesos pasan factura y estas medidas no sólo pueden ser inútiles, sino incluso peligrosas. Las dietas detox son un engaño efímero.

Algunos productos disponibles en el mercado se centran en “desintoxicar” el hígado de forma específica, el órgano responsable de procesar los medicamentos y posibles toxinas corporales. Sin embargo, coinciden los expertos, estas promesas de “limpieza” son exageraciones.

Un cuerpo sano no necesita desintoxicarse

Según algunos expertos consultados por Business Insider, mantener un cuerpo sano hace totalmente innecesaria una desintoxicación. De hecho, el mismo organismo es capaz de limpiar las toxinas de forma natural, sin ayuda.

Respirar, realizar nuestras funciones fisiológicas o simplemente dejar funcionar al organismo de forma correcta es suficiente para que se limpie y desintoxique por sí mismo sin una dieta específica o un plan externo.

El hígado y los riñones son los órganos responsables de la desintoxicación corporal. Los riñones filtran la sangre y eliminan los desechos por la orina. El hígado por su parte convierte las toxinas en sustancias menos lesivas o incluso inofensivas, eliminando los desechos por las heces, o bien por la orina tras un segundo paso por los riñones.

Y todas estas funciones se realizan de forma cotidiana, sin ninguna dieta detox de por medio. Si alguno de estos órganos funciona incorrectamente a causa de alguna enfermedad, ‘hacer detox’ o tomar un suplemento no ayudaría sino que incluso podría empeorar la situación.

Por otro lado, las dietas detox no tienen evidencia científica alguna. No han demostrado poder ayudar a reparar los posibles daños sufridos por el hígado por cualquier razón, como también recuerda la hepatóloga Tinsay Ambachew en un artículo publicado en el portal de la Universidad Johns Hopkins.

Asimismo, tampoco hay evidencia de que este tipo de dietas ayuden a eliminar toxinas corporales, como afirmó una revisión publicada en 2014 en el Journal of Human Nutrition and Dietetics. Ni ayudan a controlar el peso ni eliminan toxinas, según los autores del trabajo.

De hecho, a nivel médico, la denominación “toxina” suele usarse como sinónimo de sustancias dañinas como las drogas, el tabaco o el alcohol. Sin embargo, dentro del marketing de las dietas detox y los suplementos, la palabra “toxina” no está claramente definida. Eso dificulta la investigación de si realmente tienen algún tipo de efecto terapéutico o no.

Falta de nutrientes y riesgos para la salud

Las dietas detox suelen basarse en planes muy bajos en calorías, y con unos porcentajes inadecuados de grasas, proteínas y carbohidratos. A corto plazo es posible perder peso con las mismas, dada su bajísima densidad calórica, pero a medio plazo el efecto rebote provocaría un aumento de peso paradójico en comparación al inicio de las mismas.

Además, a nivel de micronutrientes, han demostrado ser inadecuadas, provocando síntomas como alteraciones del estado de ánimo, dolor de cabeza, debilidad y estreñimiento. Por otro lado, en cuanto a los suplementos detox se refiere, las promesas de limpieza y desintoxicación también han demostrado ser exageradas e incluso arriesgadas.

Estos suplementos pueden llegar a dañar el hígado, provocando una hepatitis medicamentosa según los expertos. De hecho, un trabajo publicado en 2018 en el Journal of Dietary Supplements llegó a la conclusión de que no mejoran el peso o el volumen corporal, ni tampoco mejorarían los síntomas gastrointestinales, en mujeres sanas. O lo que es lo mismo, son suplementos caros e inútiles.

Otras formas de proteger el hígado

Lejos del uso de productos o dietas detox, existen muchas otras formas de proteger al hígado de forma natural. La principal es no beber alcohol, o al menos consumirlo sólo de forma excepcional. “Beber con moderación” es una falacia cuya medida cambia según el país donde se pronuncie tal consejo, por lo que tampoco sería adecuado esgrimirlo.

Por otro lado, mantener un adecuado peso corporal, gracias a una dieta saludable y la realización de ejercicio físico, es primordial. Así, se evitaría caer en la enfermedad del hígado graso no alcohólico, una patología en auge tras al ingente consumo de ultraprocesados actual.

Por su parte, habría que evitar los riesgos que puedan acarrear una posible hepatitis vírica, como serían el consumo de drogas o realizar relaciones sexuales de riesgo y sin protección.

Finalmente, si se tienen antecedentes familiares o personales de riesgo, como un consumo crónico de alcohol o algún familiar que sufra una enfermedad hepática crónica, sería aconsejable consultar al médico de cabecera sobre posibles pruebas de detección. Algunas enfermedades crónicas del hígado se desarrollan de forma progresiva durante años antes de provocar ningún síntoma.

 

Fuente: elespanol.com