Científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) de Barcelona y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD) han publicado una serie de tres estudios en los que describen el impacto del envejecimiento en el hígado, tanto en personas sanas como en el contexto de diferentes enfermedades hepáticas, en el que se muestra que la prevalencia, progresión y la respuesta a los tratamientos no es igual en personas mayores que en jóvenes y que el envejecimiento provoca un empeoramiento más rápido y una peor respuesta a las diferentes terapias.

Además, en estos estudios se describe, por primera vez, que la firma molecular de la enfermedad hepática es diferente en pacientes de edad avanzada en comparación con los jóvenes. Estas investigaciones fueron coordinadas por el jefe del Grupo de Biología Vascular Hepática del IDIBAPS e investigador del CIBEREHD, el doctor Jordi Gracia-Sancho, y las primeras firmantes fueron las doctoras Raquel Maeso-Díaz y Diana Hide, quienes son científicas del mismo grupo.

Las sociedades de los países desarrollados están envejeciendo debido al aumento de la esperanza de vida. En la actualidad, el 14% de los ciudadanos europeos tienen más de 65 años y se espera que en 2030 este porcentaje llegue al 23%. “El ritmo de envejecimiento de la población representa un asunto clave en el ámbito sanitario, con lo que es esencial entender las bases moleculares para identificar posibles aproximaciones para intervenciones terapéuticas”, matizan los investigadores.

En un estudio publicado en la revista Aging Cell, los científicos describieron el hígado (el sinusoides hepático, los diferentes tipos celulares y la microcirculación hepática) en modelos animales de edad avanzada en condiciones de salud. Además, los cambios identificados se validaron en muestras de hígados de personas jóvenes y mayores.

Cambios moleculares

El estudio refleja, por primera vez, que los hígados de las ratas mayores sanas tienen una mayor resistencia vascular, lo que provoca una peor perfusión del hígado y un aumento de la presión portal. “Esto está provocado por varios cambios moleculares en las células del sinusoide hepático, junto con el deterioro en la función de los hepatocitos, el principal tipo de células del hígado”, explica Jordi Gracia-Sancho, a lo que añade que “estos hallazgos sugieren que el hígado envejecido es más vulnerable a daños crónicos o agudos”.

Dos estudios coordinados por el mismo grupo del CIBEREHD profundizaron en el impacto del envejecimiento en dos enfermedades hepáticas: la crónica avanzada, y en concreto, la cirrosis, y el daño por isquemia-reperfusión, es decir, el daño causado cuando se disminuye y restablece el riego sanguíneo en el hígado, habitual durante los procedimientos quirúrgicos.

 

Fuente: actasanitaria.com