Esta técnica ayudaría a proporcionar el primer tratamiento curativo restaurador de la vaginosis bacteriana, la cual se asocia a un mayor riesgo de infecciones de transmisión sexual, cánceres del tracto reproductivo o parto prematuro.

Los investigadores de Johns Hopkins (Estados Unidos) han dado el primer paso para la realización de ensayos de trasplante de microbiota vaginal (VMT), lo que ayudaría a proporcionar el primer tratamiento curativo restaurador de la vaginosis bacteriana, la cual se asocia a un mayor riesgo de infecciones de transmisión sexual, cánceres del tracto reproductivo o parto prematuro.

Inspirado por el éxito del trasplante fecal y publicado en la revista Frontiers in Cellular and Infection Microbiology, el objetivo del trabajo es garantizar que VMT transfiera sólo los microbios beneficiosos, y no los posibles patógenos.

“En la disbiosis intestinal, los trasplantes fecales de donantes sanos han demostrado un enorme éxito en la restauración de la diversidad bacteriana, con beneficios positivos para la salud”. Por ello, los investigadores se han preguntado si podrían los trasplantes de fluidos vaginales restaurar el monocultivo protector de ‘Lactobacillus’ en pacientes con vaginosis bacteriana.

“Existe evidencia epidemiológica significativa de que la transferencia de microbiota vaginal ya ocurre, por ejemplo, entre mujeres que tienen sexo con mujeres. Pero antes de que se realicen ensayos clínicos de VMT, primero debemos determinar cómo evaluar a las donantes para encontrar aquellas con un riesgo mínimo de patógenos transmisibles y una microbiota vaginal óptima para el trasplante”, han explicado los expertos.

Para ello, han diseñado un enfoque de detección universal para los donantes de VMT, que pusieron a prueba en una pequeña muestra de 20 mujeres sanas de entre 23 y 35 años. El examen consiste en un cuestionario médico con análisis de sangre, orina y líquido vaginal. Además de verificar la exposición a las infecciones de transmisión sexual y de otro tipo, el análisis de las muestras permitió al equipo correlacionar la estructura de la comunidad bacteriana vaginal con la función.

Los resultados han respaldado una jerarquía de pruebas, en la que las muestras no aptas se pueden descartar con pruebas baratas pero seguras. Además, según los investigadores, las pruebas confirmatorias más costosas y prolongadas, como los controles de seguridad adicionales y la clasificación de dosis de ‘Lactobacillus’, se pueden reservar para los donantes más prometedores.

“Lo que constituye el perfil bacteriano del donante ‘ideal’, y si esto depende del receptor, son preguntas abiertas. Pero este estudio piloto proporciona algunas ideas. Por ejemplo, las muestras de fluidos vaginales dominados por la especie ‘Lactobacillus L. Crispatus’ tendieron a tener un mayor contenido de ácido láctico protector, un pH más bajo y una mayor función de barrera contra el VIH, de acuerdo con estudios previos”, han explicado.

Una vez que se haya identificado a un donante seguro utilizando este protocolo, podría donar en múltiples ocasiones adecuadamente seleccionadas. “La idea de un ‘súper donante’ sin infecciones pasadas o actuales identificadas y con una microbiota favorable dominada por ‘Lactobacillus’ es una que debería explorarse”, han zanjado los expertos.

 

Fuente: heraldo.es