Hoy en día, cuando tenemos una duda de salud, a menudo lo primero que basura no es ir al médico, sino mirar el móvil. Buscamos síntomas, leemos opiniones y vemos videos a *TikTok, Instagram o YouTube. Las redes sociales se han convertido en una fuente habitual para informarnos… pero también para desinformarnos.

¿Quién dice la verdad en las redes?
En las redes encontramos de todo: desde profesionales de la salud que comparten consejos útiles hasta personas sin formación que difunden “remedios mágicos” sin base científica. Esta mezcla puede ser muy peligrosa, sobre todo cuando se trata de nuestra salud.
Por suerte, muchos médicos, enfermeras y farmacéuticos están cada vez más activos en las redes. Estos “*medinfluencers” se dedican a explicar de manera clara y accesible temas importantes como las vacunas, la alimentación saludable o como reconocer síntomas. Cuando estos profesionales hablan, merece la pena escucharlos.
*Fake *news y pseudociencias: una amenaza real
Durante la pandemia ya lo vimos: circulaban mensajes falsos sobre como prevenir la *COVID, desinformación sobre las vacunas y tratamientos sin ninguna evidencia. Desgraciadamente, este tipo de contenido continúa circulando. Cuando alguien asegura que puede curar enfermedades graves con agua, plantas o vibraciones, hay que activar todas las alertas.
Estas pseudociencias se disfrazan a menudo con palabras técnicas o con videos aparentemente creíbles, pero no tienen nada de científico. El más preocupante es que pueden llevar personas a dejar tratamientos que sí que funcionan o a retrasar decisiones médicas importantes.
Los pseudomedios también se nutren de un componente muy escaso hoy en día que sé el tiempo. Al no poder acceder a tiempo a nuestro médico, porque nos atienda correctamente y que podamos explicar en detalle todo el que nos pasa, hace que la nuestra *tendencia sea autodiagnosticarnos por internet o hacer caso al primero que nos quiera escuchar y que parezca más o menos profesional.
¿Qué podemos hacer como usuarios?
No hay que ser científico para detectar una noticia falsa. Aquí tenso algunos consejos sencillos:
— Mira, quien lo dice: ¿Es un experto de verdad? ¿Trabaja en algún centro médico o universitario? Si no lo tienes claro, mejor no compartirlo.
— Desconfía de los mensajes virales: Sobre todo si prometen curaciones polifacéticas o generan miedo y alarma.
— Verifica antes de compartir: Hay plataformas muy útiles como Verificat.cat que ayudan a saber si una noticia es cierta.
— Consulta los profesionales: Ante cualquier duda, el mejor consejo lo obtendrás de tu médico o farmacéutico de confianza.
Los profesionales también tienen un papel clave
Los sanitarios han entendido que, si la información médica no llega con claridad en la población, otras ocuparán este espacio con información falsa. Esto hace que cada vez más profesionales se pongan ante la cámara o escriban publicaciones pensadas para todo el mundo, con lenguaje simple y próximo.
Las instituciones sanitarias también están empezando a formar sus equipos para comunicar mejor en las redes y frenar la desinformación antes de que se haga viral.
Conclusión: entre todos, podemos hacer de las redes un espacio seguro
Internet es una herramienta poderosa, pero hay que saber usarla bien. En esta etapa temprana de adolescencia digital, donde tenemos tantas plataformas para escoger, todos tenemos un papel en la lucha contra la desinformación en salud. Si consumimos contenidos fiables, compartimos información contrastada y apoyamos a los profesionales que hacen buena divulgación, contribuiremos a una sociedad más informada y más saludable.