Las comorbilidades más habituales en los pacientes diabéticos son las relacionadas con el síndrome metabólico; diabetes, hipertensión, obesidad e hígado graso. Teniendo en cuenta que uno de los parámetros más difíciles de modificar son los hábitos de vida, sobre todo alimentación y ejercicio, el control de estos pacientes queda en manos de la buena adherencia al tratamiento, ya que el paciente es reticente a los cambios mencionados.

 

También hay que tener en cuenta que la edad y el sexo son factores que determinan la mayor aparición de dislipemia. Según las guías, en la población general, los hombres a partir de los 40 años y las mujeres a partir de los 50 o al inicio de la menopausia pueden empezar a desarrollar alteraciones de sus perfiles lipídicos.

 

Riesgo en conjunto

Por eso, es importante concienciar al paciente dislipémico de la importancia de fijarse no sólo en los lípidos, sino en el resto de las patologías. En estos pacientes, debido al alto riesgo cardiovascular, es necesario que los objetivos en el control de lípidos es estar por debajo del resto de población, con un LDL por debajo de 70 en paciente con diabetes o prevención secundaria y menor a 100 en prevención primaria.

 

Para el buen control de todos los parámetros del paciente con dislipemia, es importante la adherencia al tratamiento, lo que implica utilizar, en la medida que la farmacología lo permita, las combinaciones que conseguirán un mejor control para evitar eventos cardiovasculares. Siempre que se pueda se puede optar por la combinación para alcanzar el objetivo marcado tanto en los pacientes que no han tenido ninguno evento cardiovascular como en prevención secundaria.

 

Así, el inicio para el control de lípidos son siempre las estatinas, primero simvastativa cuando es insuficiente se pasa a atorvastatina y cuando los objetivos deben de ser muy ambiciosos o bien no se alcanzan se opta por rosuvastatina y ezetimiba. En los casos en que el paciente requiera tratamiento para los triglicéridos el fenofibrato es el tratamiento de elección. Teniendo en cuenta que estos pacientes ya toman otros fármacos para sus diversas patologías, antidiabéticos orales, anticoagulantes, antipertensivos son siempre de interés las combinaciones.

 

Pautas no farmacológicas

A la hora de comentar los tratamientos no farmacológicos, hay que mencionar los cambios en el estilo de vida, donde la dieta mediterránea es un pilar clave. Una alimentación adecuada es importante en el tratamiento de la hipercolesterolemia y en la prevención de la ateroesclerosis. Los estudios recomiendan aporte de grasa total de un 30 a 35%, con menos del 10% de aporte en grasa saturada y hasta un 20% de aporte en grasa monoinsaturada. Hay que reemplazar las grasas saturadas y trans por grasas mono y poli-insaturadas, con un incremento del consumo de grasas omega 3 de pescado y/o de fuentes vegetales como nueces. También hay que recomendar una dieta alta en frutas, verduras, grano entero y evitar alimentos con índice glucémico alto.

 

Con respecto a la actividad física moderada, las recomendaciones se fijan en 30 minutos al día para mantener un peso adecuado (IMC < 25) y reducir la obesidad abdominal.

 

Hay que prescindir del tabaco, puesto que acelera el ritmo del corazón, aumenta la presión arterial y contribuye al desarrollo de la ateroescloerosis con el consiguiente riesgo de infarto, trombosis cerebral y mala circulación. También hay que evitar el consumo excesivo de alcohol; una copa de vino tinto en las comidas puede tener un efecto protector en algunas personas, ya que además contiene antioxidantes.

 

Asimismo, la monacolina K del arroz de levadura roja ha demostrado evidencia A en el control de los niveles de colesterol. Está disponible en el mercado en varios productos.

 

Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina de Familia Esther Juanola Torrent, José María Fandos Olona, Ovidiu loan Nicsa y José Miguel Stefanoni David, de Barcelona; Eduardo Mill Ferreyra, Luz Daneyi Bernal Beltran, Anna Franch Molas y Joan Enric Jane Casas, de Girona, y Montserrat Ribas Duch, Rosario Soto Oliver, Ángel Ayala González y Daniel Martínez Laguna, de Barcelona.

 

 

Fuente: elmedicointeractivo.com